Brasil es el ejemplo de todo lo que podría salir mal en una pandemia: los dirigentes no aplicaron medidas de control, y aquellas básicas como usar cubrebocas y la distancia social fueron minadas, por lo que el país se convirtió en una amenaza global, aseguró la epidemióloga Denise Garrett a BBC.
A un año de los confinamientos en el mundo, la situación brasileña es preocupante por los altos niveles de contagio, una nueva variante del COVID-19 más peligrosa y un sistema de salud a punto de colapsar, añadió la experta, quien trabajó más de 20 años en el Departamento de Salud de Estados Unidos y actualmente es vicepresidenta del Instituto de Vacunas Sabin, en Washington.
Hasta este jueves, Brasil ha registrado un total de 12 millones 220 mil 11 contagios confirmados totales, así como 300 mil 685 muertes por la enfermedad.
El Ministerio de Salud de Brasil reportó el miércoles 2 mil 9 decesos diarios por COVID-19.
Según reportes de la prensa local, las cifras más recientes podrían haber resultado afectadas por cambios en el sistema de contabilización del Gobierno. El recién nombrado ministro de Salud, Marcelo Queiroga, dijo en conferencia de prensa que revisaría si los números habían sido reducidos de manera artificial.
Con las cifras de muertos en sus niveles más altos en lo que va de la pandemia, los gobernadores y alcaldes del país sudamericano han expresado temores de que abril pueda tener resultados tan malos como los de marzo para los saturados hospitales.
En tanto, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, ha restado importancia a la gravedad de la pandemia en reiteradas ocasiones, insistiendo en que la economía debe permanecer activa para evitar mayores adversidades, y ha criticado las medidas sanitarias impuestas por los gobiernos locales.
La epidemióloga Garrett dijo a la BBC que el Gobierno de Brasil no ha llegado a acuerdos para acceder a vacunas, por lo que las vacunas que actualmente hay en el país no pertenecen a la administración.
Añadió que Brasil es un “hervidero de nuevas variantes”.
Ante la situación, Garrett destacó que ningún país se sentirá seguro mientras haya una nación, en este caso Brasil, que no tenga control sobre la pandemia.
Debido a la etapa y avance del coronavirus en la nación, la experta considera que Brasil debe tomar dos medidas: un confinamiento nacional para vaciar las calles, pues ya no hay posibilidad de cierres locales, y recuperar el control sobre el virus, con estrategias y vacunación, comentó al medio.