Toca erradicar la improvisación, el odio, la separación y esa suicida negación de la realidad, que ha hecho y permitido que el trumpismo jugara con los dados el juego de la muerte.
Salud, recuperación y reconciliación con el planeta parecen ser la única receta. El problema es, ¿a costa de cuántas víctimas o cuál es el costo por pagar para llegar al nuevo orden?
Los trumpistas deben tomar nota sobre cuál es el límite de lo que prometen, ya que todo lo que signifique cargar la polarización terminará en el apocalipsis institucional.
Es importante determinar si aún es posible la concertación y la unión o, por el contrario, si ya es demasiado tarde. Veremos qué destrozos hace el búfalo loco.