El entorno político global y local en medio de la pandemia por Covid-19 no sólo incrementó el uso de nuevas tecnologías en lo general, sino también demostró el alcance y poder que pueden llegar a tener las redes sociales como Facebook, Twitter, y hasta Reddit, que recientemente cobró notoriedad tras incubar el caso GameStop-Wall Street.
Si bien es cierto que el torbellino tecnológico nos mantiene girando, ahora el trabajo en casa, el comercio y el gobierno en línea, incluso para el registro de vacunas, centraron la atención en el lado oscuro de internet. Lo que ocurrió en Estados Unidos con Donald Trump y la toma del Capitolio sólo fue la gota que derramó el vaso, puesto que los gobiernos no han sido ajenos al alcance de internet, ni del poder que han conseguido los grandes empresarios digitales, pero nunca como ahora, las redes habían tocado tan contundentemente intereses políticos, económicos y de gobernabilidad en el mundo occidental.
La semana pasada, el Foro de Davos fue escenario para el pronunciamiento de la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, sobre el impacto que el modelo de negocio de las plataformas digitales tiene, no sólo en la competencia libre y justa, sino en la democracia, la seguridad y la información.
La presidenta fue contundente: "Lo que es ilegal 'offline' tendría que ser ilegal en línea". Ejemplificó que no importaba cuán tentador pudo haber sido para Twitter desactivar la cuenta del presidente de Estados Unidos, sino que, al hacerlo, intervino en la libertad de expresión, la cual, precisó, no debe estar basada solamente en reglas empresariales: "Tiene que existir un marco legal para decisiones de tanto alcance. Las empresas de internet deben hacerse responsables por la forma en cómo difunden, promueven y retiran el contenido".
En su discurso, también hizo énfasis en la transparencia y lo urgente que es conocer cómo funcionan los algoritmos porque, insistió, no se puede aceptar que decisiones que influyen en la democracia las tomen computadoras.
Sin embargo, no es la primera ocasión en que se analiza este tema. La Unión Europea mantiene un modelo de protección que se centra en el usuario. En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio ya entabló demandas por monopolio contra Facebook; además, el gobierno de Trump emprendió acciones contra Tik Tok y, tras el Capitolio, Joe Biden urge a reabrir el debate. En China, la administración del ciberespacio prepara la actualización de su Reglamento sobre el Servicio de Información de Internet, promulgado originalmente en 2000.
En México, la situación obligó al presidente Andrés Manuel López Obrador a cuestionar la forma en que operan las diferentes redes, particularmente Twitter; en tanto, en el Senado, el legislador Ricardo Monreal alista una propuesta para regular su uso bajo el argumento de que son "un recurso democrático" que debe privilegiar el derecho a la libertad de expresión.
La regulación será un hecho; sin embargo, el alcance aún depende de la conciliación entre intereses y derechos.
El autor es fundador y presidente del consejo de Metrics.