En este segundo año de la pandemia habrá que acostumbrarnos a la información que se refiera a los cerebros cuánticos y que podría cambiar completamente las funciones de las computadoras como las conocemos actualmente. Ahora, los investigadores han podido ensamblar una red de átomos individuales que juntos pueden crear patrones y conectarse de una manera similar al comportamiento de los neutrones y las sinapsis en nuestro cerebro. Pareciera un capítulo más de una serie de ciencia y ficción pero es una asombrosa realidad que fue publicada recientemente por la revista Nature Nanotechnology.
Expertos de la Universidad de Radboud ubicada en los Países Bajos aseguran que han dado pasos importantes hacia la creación de un 'cerebro cuántico', una computadora que podría funcionar y cambiar como el de un humano. Los investigadores llevan mucho tiempo buscando crear un material inteligente que pueda aprender cambiándose físicamente, de la misma manera que lo hace nuestro cerebro. Tal descubrimiento podría abrir una generación de computadoras completamente nueva. Estos avances en la era moderna pretenden, en parte, abordar el hecho de que a medida que crece la demanda de capacidad informática en todo el mundo, aumente la necesidad de más centros de datos. A medida que los centros de datos crecen, también lo hace la energía necesaria para alimentarlos, lo que a su vez puede hacerlos insostenibles, o poco aprovechables cuando nos imaginamos la cantidad de data que pudieran concentrar.
La inteligencia artificial funciona reconociendo patrones en el mundo al poder detectar y aprender de lo que puede ver. Actualmente, eso se hace a través de un software de aprendizaje automático que transfiere su información al disco duro de una computadora. (Algo de lo que hemos abordado en diferentes espacios aquí en El Financiero).
Dentro de las explicaciones que se han dado a conocer de cómo podrán lograr este mega adelanto científico es que esperan crear un sistema usando hardware, en lugar de software. Para hacerlo, construyeron una red de átomos de cobalto, colocados sobre fósforo negro, generando un material que es capaz de almacenar y procesar información de manera similar a un cerebro capaz de adaptarse. Los científicos ya habían demostrado que es posible almacenar información en un átomo de cobalto, adicionalmente descubrieron que era posible 'disparar' un átomo así aplicando voltaje, de manera similar a un neutrón individual en el cerebro humano. También encontraron que las sinapsis cambiaban según lo que experimentaban, el material adaptó su reacción en función de los estímulos externos que recibió, en suma, aprendió por sí solo. Tremendo hallazgo.
La Universidad de Radboud es una institución pública dedicada a la investigación, se localiza en la ciudad más antigua de Países Bajos, Nimega, fundada en 1923, tiene siete facultades y cuenta con 20 mil estudiantes. Constantemente los trabajos de sus investigadores son retomados por las principales revistas científicas del planeta con la acreditación necesaria para que diferentes gobiernos pongan en marcha los proyectos en bien de la salud. Sí, querido lector, es un feliz ejemplo más de inversión en educación, investigación y resultados económicos en no tan largo plazo. ¿Envidia? Si.
El autor es fundador y presidente del consejo de Metrics.