Resulta que el segundo hombre más rico del planeta no da su brazo a torcer y pese a que tiene toneladas de dinero no se convierte en filántropo declarado. No reparte como muchos quisieran.
Jeff Bezos, fundador de Amazon, tiene prioridades como poner gente en el espacio con su empresa Blue Origin y eso requiere de mucho dinero. Curiosamente, el hombre más rico de la Tierra, Elon Musk, fundador de Tesla y de SpaceX, tiene la misma idea.
Entre los dos podrían armar una "vaquita" de casi 400 mil millones de dólares. ¿Pueden imaginar esa cifra en pesos?
Algo harán con ese dinero y nadie tiene una idea clara de todo lo que va a pasar durante esta década a partir de esas ambiciones. Piensen en todo lo que cambió su vida a partir de ideas de Steve Jobs y Bill Gates surgidas el siglo pasado.
A México le urge que los más jóvenes que lean este texto se muevan a donde hay más diversión… y dinero.
El país requiere tener gente lista para entender lo que ya ocurre y lo que viene. Comprender los negocios que ya nacieron y los que van a desarrollarse. Por suerte, hay dos empresas que están ayudando a la Secretaría de Educación Pública, a cargo de Delfina Gómez.
La menos conocida es la francesa Dassault Systèmes cuyo valor en el mercado internacional ayer justamente saltó a un nivel récord de más de 50 mil millones de euros, el doble de lo que valía en 2018.
Esta empresa con oficinas a 15 minutos de Versalles, en Francia y dirigida por Bernard Charles, también tiene un despacho en la Torre Mayor de la Ciudad de México.
¿Qué hacen? Crear un mundo virtual con todo y cosas. Con las herramientas de esta compañía puede construir lo que quieran, con materiales 'reales' pero que en realidad viven solo en una computadora. Con eso se ahorran el dinero de la materia prima durante las pruebas.
Una vez que ya 'mojaron', 'golpearon', 'chocaron', o 'rayaron' un celular, un avión o un cohete virtual, y vieron lo que pasa y qué tan resistentes son, con el prototipo final, ya pueden empezar a fabricarlo en el mundo real. Con una de sus subsidiarias, Medidata, pueden hacer algo parecido, pero con humanos a los que quieran curar.
Todo eso empezó a permear este mes las universidades nacionales por la vía del subsecretario de Educación Superior en la SEP, Luciano Concheiro Bórquez y del embajador de Francia en México, Jean-Pierre Asvazadourian. Ellos compartirán una gira para inaugurar los primeros Laboratorios Académicos de Diseño y Manufactura Digital para el Sector Aeronáutico.
Este mes inaugurarán uno en la Universidad Politécnica de Yucatán y otro en la Universidad Tecnológica Metropolitana de esa entidad, con el gobernador Mauricio Vila.
Ayer expuse que el proyecto contempla réplicas en Baja California, Chihuahua, Estado de México, Hidalgo, Nuevo León, Querétaro y Sonora.
Todo forma parte de la Red para la Innovación y el Diseño Digital en Aeronáutica, la Industria Automotriz y la Salud, revelado en julio por Esteban Moctezuma, anterior titular de la SEP, quien le dejó este tremendo paquete a Delfina Gómez.
Pero advertí de un plan paralelo de una empresa más conocida, Microsoft, el gigante dirigido por Satya Nadella, que en México ya entrena gente en instituciones como el TecNM campus Tuxtla Gutiérrez, en donde 'sembró' un Innovation Lab. Algo similar ocurrió en la Universidad Veracruzana y en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Todo es congruente con los planes que Nadella comunicó a inversionistas el mes pasado y de los cuales dependen en buena medida las actividades de empresas como la francesa Dassault, en Norteamérica.
"Estamos invirtiendo para llevar nuestros servicios en la nube a más clientes, anunciando siete nuevas regiones de centros de datos en Asia, Europa y América Latina y agregando soporte para cargas de trabajo clasificadas de alto secreto en Estados Unidos". En México construye tres centros de datos.
¿Por qué apuesta Microsoft tanto a ese negocio y a la gente que pueda manejarlo? Porque sus ingresos de servicios en la nube alcanzaron 16 mil 700 millones de dólares al cierre de 2020. Eso fue 32 por ciento más que un año antes y de ese dineral, el margen bruto fue de 71 por ciento. Casi 12 mil millones fueron ganancias, pues.
El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero